
Organigrama Pastoral
Esta es nuestra organización pastoral

Esta es nuestra organización pastoral
Este principio de unidad, es el cimiento de la comunión de nuestro Plan Diocesano de Pastoral. La vida comunión de Iglesia, es el sentido de nuestra espiritualidad, que anima a cada una de los agentes, de las acciones y de las estructuras de pastoral en la Diócesis de Texcoco.
“La propuesta de un nuevo estilo de vida no es sólo para los Pastores, sino más bien para todos los cristianos que viven en América. A todos se les pide que profundicen y asuman la auténtica espiritualidad cristiana. «En efecto, espiritualidad es un estilo o forma de vivir según las exigencias cristianas, la cual es “la vida en Cristo” y “en el Espíritu”, que se acepta por la fe, se expresa por el amor y, en esperanza, es conducida a la vida dentro de la comunidad eclesial». En este sentido, por espiritualidad, que es la meta a la que conduce la conversión, se entiende no «una parte de la vida, sino la vida toda guiada por el Espíritu Santo». Entre los elementos de espiritualidad que todo cristiano tiene que hacer suyos sobresale la oración. Ésta lo «conducirá poco a poco a adquirir una mirada contemplativa de la realidad, que le permitirá reconocer a Dios siempre y en todas las cosas; contemplarlo en todas las personas; buscar su voluntad en los acontecimientos».” (EA 29)
Por lo tanto, la opción pastoral acorde a una Espiritualidad que anime, edifique, fortalezca e impulse la Vida Pastoral de nuestra Iglesia, es de Comunión.
“En la Diócesis de Texcoco nos reconocemos, valoramos y aceptamos como personas para ser casa y escuela de comunión”.
“Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: este es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al proyecto de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo (NMI 43).
Más adelante afirma que: Hace falta promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes de pastoral, donde se construyen las familias y las comunidades.
“Los discípulos de Jesús están llamados a vivir en comunión con el Padre (1 Jn 1, 3) y con su Hijo muerto y resucitado, en “la comunión en el Espíritu Santo” (2 Co 13, 13). El misterio de la Trinidad es la fuente, el modelo y la meta del misterio de la Iglesia: “Un pueblo reunido por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, llamada en Cristo “como un sacramento, o signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano”. La comunión de los fieles y de las Iglesias Particulares en el Pueblo de Dios se sustenta en la comunión con la Trinidad.” (DA 155).
“La vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en su Iglesia. No hay discipulado sin comunión. Ante la tentación, muy presente en la cultura actual, de ser cristianos sin Iglesia y las nuevas búsquedas espirituales individualistas, afirmamos que la fe en Jesucristo nos llegó a través de la comunidad eclesial y ella “nos da una familia, la familia universal de Dios en la Iglesia Católica. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión”. Esto significa que una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una comunidad concreta, en la que podamos vivir una experiencia permanente de discipulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y con el Papa.” (DA 156).
“En el pueblo de Dios, la comunión y la misión están profundamente unidas entre sí… La comunión es misionera y la misión es para la comunión. En las iglesias particulares, todos los miembros del pueblo de Dios, según sus vocaciones específicas, estamos convocados a la santidad en la comunión y la misión.” (DA 163).
Jesús es el Buen Pastor, y su Iglesia es continuadora de su acción pastoral, en el cuidado del proceso misionero y evangelizador y de su conducción para que todos los fieles y personas de buena voluntad vayan a su encuentro, le sigan, se queden con Él y sean enviados.
La tarea pastoral es del Señor, y todos los bautizados, miembros de la Iglesia, sus colaboradores en el proceso de evangelización, continuo y permanente en las etapas:
El ser y quehacer del servicio pastoral lo entendemos como fundamento de la acción de la Iglesia desde la persona de Nuestro Señor Jesucristo: “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.” (Cfr. Jn 10, 11), y la responsabilidad entregada al discípulo Pedro para apacentar a las ovejas (Cfr. Jn 10, 16-17)
El número 881 del Catecismo de la Iglesia Católica señala que “El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella (cf. Mt 16, 18-19); lo instituyó pastor de todo el rebaño (cf. Jn 21, 15-17). “Consta que también el colegio de los apóstoles, unido a su cabeza, recibió la función de atar y desatar dada a Pedro” (LG 22). Este oficio pastoral de Pedro y de los demás Apóstoles pertenece a los cimientos de la Iglesia. Se continúa por los obispos bajo el primado del Papa”.
Y es así, como en el ministerio eclesial del Obispo, junto con sus presbíteros y diáconos, es responsable de proponer a su Iglesia Diocesana un proceso de acción pastoral global, integral, gradual, sistemática y transversal, contenido en un Plan Diocesano de Pastoral.
El dinamismo de la conversión y renovación pastoral, en la construcción del Reino de Dios y del camino de santidad personal y comunitaria, se hace tarea pastoral para la Iglesia, mediante la enseñanza, los sacramentos y la experiencia de la caridad, que anima, edifica, celebra y da vida, digna e integral, a todo el Pueblo de Dios.
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La Vicaría Episcopal de Pastoral, es un Organismo Eclesiástico perteneciente a la Curia Pastoral de la Diócesis de Texcoco. Su tarea es -en nombre del Obispo- promover, facilitar, animar y coordinar la acción pastoral de la Iglesia Diocesana.
El Vicario Episcopal de Pastoral, a través del discernimiento teológico-pastoral que realiza permanente por medio de visitas, consultas y asambleas, con la diversidad de miembros del Pueblo de Dios, conoce, analiza, planifica y evalua las acciones correspondientes para hacer frente a los desafíos pastorales de la Iglesia de nuestro tiempo, y hacer presente el seguimiento de Jesús, el impulso misionero en todo el territorio diocesano y la construcción del Reino de Dios.
En comunión estrecha con el Obispo, el Vicario Episcopal de Pastoral está muy unido con los demás Vicarios Episcopales, sobre todo, en relación con los Vicarios Episcopales territoriales, quienes a su vez son los responsables de promover, facilitar, animar y coordinar la acción pastoral en la Vicaría, con el apoyo de los Decanos y los Párrocos.
Así mismo, las tareas del Vicario Episcopal de Pastoral se extienden a la atención, coordinación y acompañamiento de los diversos organismos pastorales: Comisiones o Dimensiones Diocesanas de Pastoral, organizados en cinco Niveles de Acción Pastoral, y sus Equipos Diocesanos de Pastoral.
La Vicaría Episcopal de Pastoral también tiene la delicada tarea de coordinar, dar seguimiento y acompañar el Plan Diocesano de Pastoral. Es vigilante del proceso de conversión y renovación pastoral, y de la operatividad del Plan de manera global, integral, gradual, sistemática y transversal, tiendo como cimiento de toda acción pastoral, la Espiritualidad de Comunión, la Iglesia en salida y Sinodal.
Entre las funciones que corresponden al Vicario de Pastoral, junto con el Obispo, está:
Coordinar y acompañar las estructuras pastorales:
Coordinar y acompañar a los diversos organismo pastorales en cinco niveles de acción: