Criterios Generales para la Acción Pastoral

Asumir los criterios pastorales para construir un camino sinodal para fortalecer la comunión eclesial.

La Nueva Evangelización exige una verdadera conversión (personal, comunitaria y pastoral) de toda la Iglesia Local para que, coherente con las aspiraciones del Pueblo de Dios, con las enseñanzas del Concilio y el Magisterio posterior, más allá de las acciones que se emprendan, asuma un estilo y un modo común de evangelizar.

Con relación al Tipo de Acción: El encuentro personal con Jesucristo vivo.
    • De la vocación universal a la santidad, como comunión con Dios se desprende que toda acción pastoral debe estar encaminada a propiciar un encuentro personal con Jesucristo vivo, como único camino de Conversión, de Comunión y de Solidaridad.
    • Este es el punto de partida del itinerario de toda acción pastoral y  raíz de la cual brotan todos los demás imperativos del proceso evangelizador, a fin de no quedarse sólo en el plano ético y doctrinal, sino arraigar suficientemente en la vida y en la fe de la persona.
    • La evangelización debe entenderse como un proceso permanente de educación en la fe. Proceso de las personas y de las Comunidades, por lo que se acompañan con sumo cuidado y respeto.
    • El testimonio de esta experiencia de vida en los agentes de pastoral  y el modo de expresarla, es indispensable para la eficacia pastoral.
Con relación a los Destinatarios: Catolicidad, Llegar a Todos.
    • La acción evangelizadora tiene por destinatarios a todos los hombres y a todo el hombre. Todos los hombres y a todas las mujeres, especialmente de los que se sienten más alejados, allí donde se hallan y en la situación en que se encuentran, acompañándoles en su personal camino de maduración en la fe.

    • Se dirige a toda la comunidad humana y eclesial de manera global, sistemática y progresiva, para convocarlos al encuentro con Cristo en la Iglesia, su cuerpo, donde cada uno crece como persona, y construye, junto con los demás una nueva cultura.

    • Todas las personas y todas las instituciones como movimientos eclesiales, familias, colegios, medios de comunicación social, religiosidad popular y todos los espacios modernos donde se encuentra la comunidad humana a fin de crear una red evangelizadora que penetre en todos los ambientes.

Con relación al Sujeto de la acción: La Misión Compartida como camino de Santidad Integral.
    • Entendemos la Evangelización como acción que se realiza desde, – no sólo hacia – el Pueblo.

    • No solo el Obispo, sus Presbíteros, Diáconos y Consagrados deben ser considerados como sujetos de la tarea evangelizadora sino, todos los bautizados y personas de buena voluntad como protagonistas, cada uno según sus dones, carismas y ministerios.

    • La Misión debe ser compartida por todos los bautizados y en todos los Niveles de la Acción Pastoral: Planificación, Decisión, Celebración y Evaluación.

    • Sólo una conversión personal y pastoral hará de la Iglesia diocesana un espacio vital donde cada uno de los Bautizados tenga capacidad real de participación y sea reconocido, cada uno en su propio valor y capacidad evangelizadora, donde El Pueblo evangeliza al Pueblo.

  • Compartir la Misión, nos lleva efectivamente a la santidad a la que se orienta toda la Comunidad cristiana. Lo que implica un camino común en un estilo de discipulado que nos impulse a la actividad evangelizadora compartida.
Con relación a la Pedagogía de las acciones: Creatividad de la Caridad.
    • Toda acción pastoral es de confrontación Fe-Vida, es decir confrontación entre la aceptación del Evangelio y la práctica ordinaria.

    • No se trata de una pedagogía privilegiadamente magisterial, deductiva, demostrativa y racional, sino un desarrollo de la conciencia  cristiana y su comportamiento consecuente, es decir, el testimonio del cristiano que habiendo tenido un encuentro personal con Jesucristo vivo, toma conciencia de su ser comunitario y de la dignidad humana, actuando según el Evangelio, solidariamente con los demás para transformar el mundo en el espíritu de Cristo.

    • El perfil específico de la caridad cristiana es ante todo la respuesta a una necesidad inmediata a una determinada situación, en el espíritu de la Bienaventuranzas y siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano:

    • Los hambrientos han de ser saciados, los desnudos vestidos, los enfermos atendidos para que se recuperen, los prisioneros visitados. El mayor acto de amor es guiar a los hombres hacia el encuentro con Dios en Cristo para que se suscite en ellos el amor y se abra su espíritu al otro, de modo que, para ellos, el amor al prójimo ya no sea un mandamiento impuesto desde fuera, sino una consecuencia que se desprende de su fe, la cual actúa por la caridad.

  • El programa del Cristiano -el programa del Buen Samaritano, el programa de Jesús- es un “corazón que ve” dónde se necesita amor y actúa en consecuencia, con espontaneidad, programación, previsión y colaboración.
Con relación a las Estructuras organizativas: Corresponsabilidad y Solidaridad
    • Las estructuras de la Iglesia local son siempre comunitarias, es decir, participativas, dialogales, orgánicas y formales.
    • Las estructuras deben ser participativas y dialogales para que toda la gente sea sujeto pastoral y para poder llegar a todos. Deben ser orgánicas para que todo el cuerpo social pueda cambiar ordenadamente hacia su crecimiento como cuerpo de Cristo. Deben ser formales, es decir, estructuras jurídicamente instituidas para dar seguimiento al proceso.
    • Esto implica el que todos los Bautizados vivan en razón del Bien Común universal y supone concebir la autoridad, la ley y la disciplina como medios e instrumentos necesarios para que la caridad pueda edificar la unidad y crear la comunidad.